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30 de marzo de 2008

Llueve en mi interior...

El domingo se presenta como un día gris, uno más de los tantos que nos esperan en esta época. Uno más en el que la lluvia llenará de melancolía el ambiente. No me gustan los días así, de alguna manera condicionan mi estado de ánimo. Cuando hay sol, al menos está la excusa de aprovechar el día, por más que en mi interior se esté desatando una tormenta.


Anoche salí con mis amigas, como lo he hecho en los últimos fines de semana. No tenía muchas ganas, pero entre quedarme durmiendo en casa era mi mejor opción. Sabía que podía ver a él en aquel lugar y no quería. Ya basta, no tiene sentido, con verlo en la universidad es suficiente. Como no estoy dispuesta a recluirme en casa para no verlo, trato de que si está no me afecte y poder disfrutar del tiempo compartido con mis amigas.


Estaba... todas lo habían visto, menos yo...


Yo trataba de bailar, de no pensar en la posibilidad de cruzarlo cuando una amiga se me acerca y me dice: "cuando puedas date vuelta, está detrás tuyo".

Le sonreí con ganas de decirle: no quería saber!... Instantáneamente las que tenía a mi lado me dijeron lo mismo, que estaba... No miré...


Inevitablemente a lo largo de la noche lo vi... Con mucha voluntad traté de que no me invadiera la tristeza como otras veces, pero quería irme, no estar allí...


Esta mañana, cuando me desperté vi el mensaje de una amiga que se había quedado hasta mas tarde, decía lo siguiente: "estuve hablando con él. Es bueno, muy educado y demasiado tímido. Parecido a vos..." La impotencia que sentí, no la puedo describir, hacía tiempo que no lloraba, no lo pude evitar. Lo que me decía en el mensaje ya lo sabía, pero me dio rabia ser yo la única que no puede entablar una conversación directamente con él...

25 de marzo de 2008

Convención de los heridos de amor.


"Disposiciones generales:

A – Considerando que el dicho de que “en el amor y en la guerra todo vale” es completamente verdadero;

B – Considerando que en lo relativo a la guerra contamos con la Convención de Ginebra, adoptada el 22 de agosto de 1864, que determina cómo debe tratarse a los heridos en el campo de batalla, mientras que hasta hoy no se ha promulgado ningún documento que regule la situación de los heridos de amor, muy superiores en número;

Se decreta que:

Art. 1 – todos los amantes, independientemente de cuál sea su sexo, quedan advertidos de que el amor, además de ser una bendición, también es algo extremadamente peligroso, imprevisible, que puede acarrear serios daños. Por lo tanto, quien tenga la intención de amar, debe ser consciente de que está exponiendo su cuerpo y su alma a heridas de muy diferentes tipos, sin poder culpar por ello a su pareja en ningún momento, puesto que ambos corren el mismo riesgo.

Art. 2 – Una vez alcanzado por una flecha del arco ciego de Cupido, debe solicitarse inmediatamente al arquero que dispare la misma flecha en la dirección opuesta, con el objeto de no sufrir la herida conocida como “amor no correspondido”. En el caso de que Cupido se niegue a hacerlo, la Convención que en estos momentos se promulga exige del herido que de manera inmediata se arranque la flecha del corazón y la tire a la basura. Para llevar esto a buen puerto, debe evitar llamadas telefónicas, mensajes de correo electrónico, envíos de flores (siempre rechazadas), o cualquier otra forma de seducción, pues semejantes medios, si bien pueden dar algún resultado positivo a corto plazo, no resisten el paso del tiempo. La Convención decreta asimismo que el herido debe buscar sin falta la compañía de otras personas, así como debe imponerse al pensamiento obsesivo que le dice “vale la pena luchar por esta persona”.

Art. 3 – En el caso de que la herida provenga de un tercero, es decir, que el ser amado se sienta atraído por alguien que no estaba a priori en el guión, queda expresamente prohibida la venganza. En este caso, se permite el uso de lágrimas hasta que los ojos se sequen, así como algunos puñetazos en la pared o en la almohada, o reuniones con amigos donde poder insultar a gusto al antiguo(a) compañero(a), incidiendo en su perfecta falta de gusto, pero sin llegar a difamar su honra. La Convención determina que también se aplique en este caso la regla del Art. 2 que mueve a buscar la compañía de otras amistades, sólo que evitando en la medida de lo posible los lugares que la otra persona frecuenta.

Art. 4 – En lesiones leves, clasificadas aquí como pequeñas traiciones, pasiones fulminantes que no duran mucho, o desinterés sexual pasajero, debe aplicarse con generosidad y rapidez el medicamento llamado Perdón. Una vez aplicada tal medicina, no se debe volver atrás bajo ninguna circunstancia, y el asunto debe ser definitivamente olvidado, no utilizándolo jamás como argumento en una discusión o en momento de odio.

Art. 5 – En todas las heridas definitivas, también conocidas como “rupturas”, el único medicamento que tiene algún efecto se llama Tiempo. De nada sirve buscar consuelo en cartomantes (que siempre prometen el regreso del amor perdido), leer libros románticos (que siempre acaban bien), engancharse a una telenovela o cosas por el estilo. Se debe sufrir con intensidad, evitando radicalmente las drogas, los calmantes o las oraciones a los santos. En cuanto al alcohol, sólo serán permitidos dos vasos de vino diarios.
Consideraciones finales: los heridos por el amor, al contrario de los heridos en conflictos armados, no son víctimas ni verdugos. Optaron por algo que forma parte de la vida, y deben asumir, por consiguiente, la agonía y el éxtasis de su elección.
Y los que jamás fueron heridos por el amor, nunca podrán decir: “he vivido”. Porque no vivieron."

Fuente: "El guerrero de la luz on line"
http://www.paulocoelho.com/

20 de marzo de 2008

Miradas


Otras veces mis ojos se habían posado distraidamente sobre los suyos...



Sin embargo, mágico instante fue aquel en el que nuestras miradas se enlazaron por vez primera.



Sólo en ese momento algo surgió, y ya nada volvió a ser lo mismo...



A veces, una simple mirada, abrió un mundo lleno de esperanzas, de ilusiones falsas.



A veces, me devolvió la alegría. Otras, hizo que mi corazón latiera con más fuerza, haciendo sentirme insegura...



A veces, una simple mirada, reflejó la mía... mirada tímida, cargada de palabras...



A veces me hirió, rompiendo en un instante todo mi mundo.


A veces logró, que mi corazón entendiera que vivió en una mentira. Sumergiéndome en la tristeza.



A veces una simple mirada, dice mucho más que unas cuantas palabras...



A veces su mirada hizo que me sintiera en las nubes,

que creyera que todo podía suceder.



A veces me confundió, rompiendo mis sueños.



A veces su mirada se cruza con la mía,

y es allí cuando quisiera detener el tiempo y descifrar que dice.



Es allí cuando quisiera que mi mirada fueran las palabras que brotan de mi alma...

12 de marzo de 2008

Sobre la timidez y otros temores...

Mi timidez comenzó a manifestarse en mayor grado cuando comencé el colegio secundario, recuerdo que al final de todos los semestres en la parte de sugerencias del informe los profesores citaban: "se sugiere mayor participación en clase, puesto que sus aportes pueden ser muy productivos para sus compañeros", era gratificante ver que pese a que no hablaba nada en clase confiaban en mí, por eso siempre me proponía lo mismo, cuando sepa la respuesta voy a la levantar la mano... Pero no... no conseguía hacerlo, me sentía impotente ya que algunos respondían tan erróneamente pero con total seguridad... mientras retumbaban en mi cabeza las respuestas que yo daría pero que no era capaz de expresar por el miedo a equivocarme.
Solo interactuaba con un pequeño grupo de amigas, con el resto practicamente no cruzaba palabra...


Debo decir que con pequeños pasos estoy pudiendo superarla, no he logrado participar abiertamente en las clases, pero sí mejorar mi interacción con mis pares, mi grupo de amigas es mas amplio que el que tenía hace unos años, siempre hago planes para los fines de semana, tengo mas trato con mis compañeros de universidad que el que tenía con mis compañeros de secundario...


Pero continúo siendo excesivamente auto exigente conmigo misma, las acciones que en los demás no me resultan reprochables en mí si lo son. Trato de cambiar eso, de permitirme cometer errores, de no reprimir tanto aquello que quiero hacer. Unas veces lo consigo, otras me es imposible...


Ayer una amiga me dijo que no parecía una persona insegura, que al llegar a un lugar me imponía. Sinceramente me sorprendió... En cuanto a mis capacidades intelectuales no soy demasiado insegura, confío en mí... sin embargo en otros aspectos... diría que en el plano sentimental es en el que mas temores tengo.


Durante el último tiempo, me surgió el temor de no poder enamorarme de otra persona, de no ser capaz de encontrar a alguien que me quiera, de que no aparezca ese alguien...


7 de marzo de 2008

Ruedan preguntas en mi cabeza, pero sé que no contestarás...

Terminó al fin la primera semana de clases, me pareció larga, por momentos insoportable... Tal vez porque esperaba comenzar y que cuando me cruzara con él no sintiera nada, o que al menos no me afectara demasiado, que tan solo fuera uno más de mis compañeros...


Como explicar que sentí que tres meses sin clases no habían sido suficientes, que parecía que el tiempo se hubiera estacionado en aquel 20 de noviembre cuando rendimos nuestro último examen parcial, que no había cambiado nada de lo que sentía en aquel entonces... Nada...


Quisiera ser capaz de entender muchas de sus actitudes, como porque se vuelve distante e indiferente cuando me acerco a hablar con un amigo que casualmente estaba hablando con él, no fue con la intensión de coartar su conversación, simplemente teníamos que entrar a clase y faltaban unos minutos. Estaba allí, sentado, pero en otro planeta, con la mirada absorta en la pared. Yo estaba nerviosa, me di cuenta cuando me sorprendí doblando y desdoblando un papel que había sacado del bolsillo, pero pese a eso me quedé, compartí aquel momento con mis compañeros de clase. Él parecía a kilómetros de distancia...


Otras veces, parece que escapa, fue en ese instante cuando me sentí pésimo... Bajamos en la misma parada, a unos pasos de distancia caminaba con dos compañeros, mientras yo iba con dos amigas... Cuando los otros chicos empezaron a caminar mas despacio para ir con nosotras él se dio vuelta, nos vio y se adelantó, pronto se había alejado lo suficiente.


Sé de su timidez y soy capaz de entenderla porque la sufro tanto o más que él, pero no acabo de comprender esas reacciones. Mis pensamientos no dejan de torturarme, hace que piense que le caigo mal, o que en verdad intuye lo que siento y por eso intenta alejarse. No me cabe otra respuesta. Sin embargo no siempre se ha comportado así y eso es lo que me confunde, porque de nuevo..?
Me pregunto si alguna vez sabré que pasa por esa cabecita, que piensa cuando se evade y parece tan antipático al resto de las personas...

No fue sencilla la primera semana, espero que el resto del cuatrimestre sea más ameno...