Ayer ha fallecido un hombre de letras, Mario Benedetti. Como sabrán quienes leen este blog, uno de mis autores preferidos. En reiteradas oportunidades publiqué poemas suyos, hoy no podía ser la excepción...
Defensa de la alegría
Defender la alegría como una trinchera defenderla del escándalo y la rutina de la miseria y los miserables de las ausencias transitorias y las definitivas.
Defender la alegría como un principio defenderla del pasmo y las pesadillas de los neutrales y de los neutrones de las dulces infamias y los graves diagnósticos.
Defender la alegría como una bandera defenderla del rayo y la melancolía de los ingenuos y de los canallas de la retórica y los paros cardiacos de las endemias y las academias.
Defender la alegría como un destino defenderla del fuego y de los bomberos de los suicidas y los homicidas de las vacaciones y del agobio de la obligación de estar alegres.
Defender la alegría como una certeza defenderla del óxido y de la roña de la famosa pátina del tiempo del relente y del oportunismo de los proxenetas de la risa.
Defender la alegría como un derecho defenderla de dios y del invierno de las mayúsculas y de la muerte de los apellidos y las lástimas del azar y también de la alegría...
Sin mucho para decir, en plena época de reproches, decepciones, crecimiento... No quiero llenar este blog de cosas tristes como un día hice.
Y si bien, mis ausencias son cada vez más largas. No me voy totalmente, aquí estoy, leyéndolos, coméntandolos cuando tenga algo para decir, subiendo cosas, en este espacio, que crea apropiadas.
Esta canción, que pongo a continuación es de Serú Girán, anoche la escuché por primera vez, aunque tiene casi veinte años, y me gustó mucho...