Doná comida gratis

30 de junio de 2009

Soy de lejos el peor de mis fantasmas

En todos los aspectos de la vida, en algún momento se produce un quiebre, que nos hace ver de manera distinta lo que tenemos a nuestro alrededor, desde otra perspectiva y logra que no permanezcamos indiferentes a ello.

Queda poco tiempo para que finalice de cursar mis estudios, un cuatrimestre simplemente, y unas materias regulares por rendir. Desde comienzo de año, que estoy desesperada por terminar, siento que mi trayecto por la universidad ya cumplió su ciclo, necesito hacer otras cosas, tener nuevas experiencias, para no experimentar mi tan conocida sensación de estancamiento. He planificado asiduamente de que manera rendiré las materias, en que fechas, en que orden. Siendo conciente, que puedo fallar, desaprobar alguna y que mi tan mentado plan ya no será fructífero.

Dejé de disfrutar de lo que estudio, pasé a sufrir la universidad. Permitiendo que me destroce moral, emocional y psicológicamente cuando algo no sucede dentro de la estructura pensada.

Quiero recibirme, quiero rendir, aprobar, dejar de cursar y tener mi título. ¿Pero a costa de qué?¿Corriendo contra qué? Contra mí misma. Muchos encuentran con quien competir, yo, lo hago conmigo.

Estoy agotada, mi capacidad de estudio se ha visto considerablemente reducida, ni hablar de la concentración. "Estás cansada", me dijo ayer el médico. Hoy debería presentarme a rendir un examen final, de una materia que me encanta, pero que intenté rendir una vez y me fue mal, hoy no iré, no me siento con fuerzas, pasé una semana intentando estudiar y apenas lo he conseguido.

No fue fácil tomar esa decisión, dado que implicaba muchos costos, pero fue necesario. Quizás para enfrentar con una nueva filosofía éste último tramo, disfrutar nuevamente de lo que estudio. Nada va a cambiar si me recibo un par de meses después.
No se lo debo ni tengo que demostrar a nadie...