Doná comida gratis

12 de febrero de 2009

El mate...

Yo era de las que iba a la casa de alguien y cuando le ofrecían un mate decía: "No, gracias, no tomo mate". Pero esta situación cambió cuando comencé la universidad, ahora que lo pienso muchas cosas cambiaron en mí desde entonces.
Las horas de estudio preparando las materias del cursillo de ingreso hicieron que empezara a aceptar mates, y me descubrí a mi misma ofreciéndolo cuando alguien iba a casa.
Es una costumbre que invita a conversar, a juntarse con amigos...
Hoy voy a transcribir un texto del cual desconozco el autor, que venía con un mate que compró mi mamá hace un tiempo y me pareció tan real, tan significativo que decidí compartirlo aquí...




El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed.
Es más bien una costumbre, como rascarse.

El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.

Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es 'hola' y la segunda '¿unos mates?'.


Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros.

Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian o se drogan.

Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara.

Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar.

En verano y en invierno.

Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.

Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo.

Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.

Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: '¿Dulce o amargo?'. El otro responde: 'Como tomes vos'.

Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba.

La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da.

La yerba no se le niega a nadie. Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular.

Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres.

Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar por primera vez unos mates, solos.

No es casualidad. No es porque sí.

El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma.

O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera.

Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno.
Por adentro hay revoluciones.

El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...

Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena.
La charla, no el mate.

Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablas mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambia la yerba!'.

Es el compañerismo hecho momento.

Es la sensibilidad al agua hirviendo.

Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'.

Es la modestia de quien ceba el mejor mate.

Es la generosidad de dar hasta el final.

Es la hospitalidad de la invitación.

Es la justicia de uno por uno.

Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día.

Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajaja,

la verdad es que de lo que estoy convencido es que ahora el mate te parece más que una bebida.

Tu post ha sido como una prolongación a la conersación que hemos tenido por el MSN. Nunca he probado el mate pero probablemente algún día lo probaré. Tomaré nota de lo leído para ver si lo siento así ;).

Un beso.

Anónimo dijo...

Una tradición muy linda.

Yo tampoco lo he probado núnca, pero espero hacerlo algún dia. Bueno, y sobretodo espero poder tener la ocasión de compartir un mate en buena compañia porque sino (después de haber leido el texto) no sería lo mismo.

Un saludo

Sendieva dijo...

Todo eso escrito en el mate!!! jajaja bueno por los amigos de blogs veo que es algo muy tradicional allí, y si que es verdad que lo poneis como hermosos momentos, disfruta de ellos...

Feliz dia de San Valentín, muchos besitos

Jorge dijo...

Yo no tomo mate, pero entiendo que sea tan popular como el tango, pues quien no lo baila, o lo escucha o conoce algunas letras de haberlas escuchado en la radio muchas veces.
Soy de una nueva tribu que toma té verde, a veces con variantes: té con limon, té con miel,etc. Pero siempre café con leche en el desayuno.
Un beso desde Mar del Plata

Solcito dijo...

kokrann: jaja, viste, yo te avisé de que iba el post...
Con tantos argentinos en España seguro que un día tenés la posibilidad de probarlo!!
Hace unos años en casa de una amiga había un chico de EEUU de intercambio y le hicieron probar el mate.. no le gustó nada, encima se lo dieron y lo miraba, no entendía como tomar, hasta que le explicaron y se quemó el pobre...

Un besito!!

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the seeker: ojalá el día que lo pruebes tengas una buena experiencia con el mate, que sino te va a quedar un sabor amargo :P

Besos!

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Eva: no vení escrito en el mate, sino en un papelito doblado y puesto dentro del mate... que sino no hubiera entrado, jeje...
Como dice el texto lo lindo son los momentos compartidos, mas que el mate en si...

Feliz San Valentín para vos tb.

Besitos.

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Jorge: también soy de la tribu del té verde, jeje, sola no tomo mate, sólo hace unas semanas cuando en casa se fueron de vacaciones y estaba sola estudiando, sino siempre en compañía.

Un beso.

Unknown dijo...

Me pasó lo mismo cuando entré a facultad.

El resto del texto es excelente lo recibí una vez por una cadena y me encantó! (pese a que aborrezco las cadenas)

Solcito dijo...

Diego: cuantas cosas cambian en nosotros cuando ingresamos a ese lugar, no??!! jeje... Cosas buenas por supuesto, que nos hacen crecer...

Pero cadenas con textos que valen la pena están bien, ahora, esas que hablan de maldiciones amorosas y que las tenés que mandar no se a cuantas personas o tenés que apretar no se que botón después de reenviarla.. me dan risa :P la gente las manda!!!

Besos!

il Franchese dijo...

Hola Solcito:
Es bueno que no se pierdan ciertas costumbres y es más bueno que la juventud repare en ellas.
En las cosas simples está la sal de la vida.
Saludos

Ana dijo...

Se ve que el mate es alli una costumbre como aqui el café.. aqui cuando tienes ganas de juntarte con alguien para conversar es "Quedamos a tomar café".. y en realidad el café es la escusa para todo eso que mas o menos dices del mate..
Un beso!

Solcito dijo...

Il Franchese: Gracias por tu comentario...
Creo que las pequeñas cosas son la que mas valor le dan a nuestros días...
Si esas costumbres siguen perdurando es porque han sabido transmitirnoslas..

Saludos.

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Ana: y sí... siempre se busca una excusa para conversar... pero, sería tan simple decir, "tengo ganas de hablar con vos", antes que invitar a tomar un mate o un café... En fin...

Besitos!!

tirmorato dijo...

Me ha gustado muchísimo esta entrada.